04 enero 2009

Maldigo el viernes en que decidí ir a bailar con un par de bermudas blancas (recién estrenadas, regalo de Navidad) y las ensucié todas.
Cuando me levanté, mamá me comentó que las había lavado tres veces seguidas y las manchas no salían. Las remojó en lavandina, y las colgó del balcón, dejándolas a mi cuidado. Pasé unas dos horas en la terraza con los ojos clavados en ellas. Entré a buscar algo, encuentro a madre que pregunta por las bermudas en cuestión. Orgullosa, contesto que siguen ahí.
Al salir, la catástrofe: las bermudas se habían volado. Considerando que vivimos en un piso diez, bastante suerte tuvimos de que hayan caído en el techo del vecino. Sin embargo, recién hoy domingo por la tarde, pude recuperarlas, gracias a la buena onda de los de al lado.
Claro que hubo que pasar por la patética situación de tocar timbre, explicarles lo que había pasado y ver cómo el vecino se subía a la escalera, temiendo que le pasara algo (lo unico que me faltaba!).
Mucho se dijo siempre del Triángulo de las Bermudas. Colgar ropa en un piso diez, es más peligroso.

2 comentarios:

Guapa Chula Guapa dijo...

jajaja gaaabu y vos que no te veias sucio y con tone te deciamos que si jajja. love you naturaaal

Anónimo dijo...

solo a vos Geib. extraño tus anecdotas de vida, aaaah. extraño, si si. tu amiga Maite