16 febrero 2009

No te cases ni te embarques

Si bien no me considero una persona muy supersticiosa, mi alma de vieja me lleva a conocer varias de las cábalas y cosas que no hay que hacer si no querés morirte según nuestra tradición fatalista. Así, trato de no pasar debajo de escaleras (salvo que no me quede otra, tampoco es cuestión de andar cruzando calles por una maldita escalera cruzada en el camino), de no dejar la cartera sobre la mesa, la gorra sobre la cama y llamar a mi abuela para que haga las cruces de sal gruesa cuando está por granizar (ya que ésto último no lo entendí nunca).Sin embargo ayer viernes 13, en el noticiero local apareció una noticia que llamó mi atención. Dos choques: uno a la altura de la parada 13 de una de las playas, y otro a la misma altura pero de la playa opuesta. Si bien nadie salió herido, las especulaciones y coincidencias no tardaron en llegar.
Creer o reventar, dicen.

11 febrero 2009

Las olas y el viento, sucundúm-sucundúm

En el segundo día de mis vacaciones familiares, me decidí a acompañar a mi madre al mar, luego de mi caminata matutina. Saltando olas e intentando no mojarme el pelo, me distraje justo en el momento en que no debía haberlo hecho. De espaldas al mar, una ola me empujó a la orilla, que estaba empinada, haciendo que quede tirada entre caracoles y conchillas (que hasta el día de hoy no puedo desinpregnarme de la piel; chiste) y, prácticamente encallada, cual ballena a la deriva. Indignada, volví a donde estaban mi padre y mi hermana, y les comenté lo sucedido. Casualmente, miré hacia el piso y me encontré con mis dos rodillas chorreando sangre (literalmente). Obviamente, procedí a lavarme y buscar ayuda.
Así fue como en el día dos de mis vacaciones terminé en la caseta del guardavidas y con las rodillas vendadas.

03 febrero 2009

Hay momentos decisivos en la vida de una mujer, que se alejan de la primera menstruación, el primer beso o la primera vez. Realmente rara me sentí, el día en que me encontré reflexionando del mismo modo en que mi madre lo habría hecho.
Si querés saber cómo va a ser una mujer de grande, mirá a su mamá. Eso dicen.