14 septiembre 2008

Estoy en un bar sentada al lado de dos americanas rubias y tetonas, de esas que tranquilamente podrían pelar las tetas en Wild On!. Se están chamuyando al mozo y ya arreglaron una salida para esta noche: las invitó al bar más oscuro de todo Punta del Este. Él no entiende un pomo de inglés y ellas apenas repiten unas pocas palabras en español. Hablando la gente se entiende, dicen, aunque éstos seguramente van a terminar acudiendo a otro tipo de comunicación.
Para enamorarse bien hay que venir al Sur, pensarán.

No es sólo cuestión de actitud

Tras un largo período de observación me hallo en condiciones de afirmar que las uruguayas son todas feas. O en su gran mayoría. Ahora sí entiendo por qué en el verano, los uruguayos se ponen tan contentos cuando una chica les dice que es de Argentina (claro que a mí no me pasa, lo sé porque me cuentan).
Una pena pobres chicos; tan lindos que son ellos y cuánto dejan ellas para desear. Pero como me dice mi hermana, los feos también se casan. Gracias a ese lema sigo teniendo la esperanza de algún día encontrar a un feo.
Por las dudas me voy, antes que me hagan lo mismo que le hicieron a Lafauci y yo aparezca en todos los medios insultando los atributos físicos de nuestros hermanos uruguayos.

13 septiembre 2008

Volaré Oh Oh

Días atrás viví una experiencia única. No, no fue una experiencia religiosa como la de Quique (Iglesias, se sabe). Fue algo aún mejor.
Iba caminando por una de las calles céntricas del balneario ya mencionado en una ventosa y horrible tarde de un sospechoso Septiembre, cuando al llegar una esquina, una ráfaga arremetió con mi estabilidad física, haciendo que mis pies amagaran a despegarse del piso. No volé, aclaro.
Pero casi. Y aquellos días fueron tan monótonos que eso fue de lo mejor del fin de semana.

De lo que pasa en el Este

Mi finde en el conocidísimo balneario uruguayo se está haciendo largo. Bastante largo. El aburrimiento y el patetisismo están llegando a los límites conocidos. Ya leí una revista, un libro, me pinté las uñas y aprendí a hacer café. Sólo me faltó ir obligada a misa y tocar en el piano para Elisa.
En una ciudad vacía, todos los lugares que la componen también lo están. Ésto llega a provocar situaciones patéticas como ver a mi papá escapando de mi mamá entre las góndolas de un supermercado con un aceite de oliva abajo del brazo, o salir a manejar y pararte en medio de una avenida, y que nadie te diga nada; porque para eso tendría que pasar al menos un auto, claro.
Mi plan de sábado a la noche consistió en ver un monólogo de Sergio Gonal en un programa de cumbia al estilo Pasión de Sábado pero con un conductor viejo y una tribuna con muy poca onda. Le siguió un capítulo de Sabrina, la bruja adolescente, y remató con Talento Argentino del domingo anterior. Suerte que no lo había visto, pensé. Tampoco lo vi hoy.
En situaciones como ésta, extraño a los putos de Cablevisión y a los de la banda ancha.

08 septiembre 2008

Cómo eran las cosas

Pintemos el planeta de rosa y violeta...cantaban en Reina en colores. Qué combinación. Ni la Barbie Teresa usaba ropa con esos dos colores juntos, y eso que a ella siempre le daban lo peor, la blusita más fea.
Las canciones de los programas "para chicos" de hoy en día dicen cosas con sentido y los incitan a ser superficiales. Se pasó de ser Chufa a ser popular o divina. Claro que los señores que lo escribieron no se dieron cuenta que en un colegio normal (aunque dudo ir a uno) populares y divinas van de la mano y se dan besitos sentadas en un árbol porque son lo mismo. Acaso nos olvidamos que bancarse ser segundo también es ser campeón? Parece que sí, hoy a las criaturitas sólo les importa ser el centro de atención. Atrás quedaron las épocas en que los personajes salían a la calle y cantaban todos juntos una canción y se iba sumando más y más gente y hasta el verdulero se sabía la coreo. Ahora en las novelas éstas, los personajes sacan cd's y son famosos.

Y sí, las cosas cambiaron, nadie lo discute. Por eso agradezco no haber nacido después.

04 septiembre 2008

No es un mes más

Comenzamos otro mes. Y qué mes. Amo a Septiembre y a todos los que le siguen hasta Marzo; es la mejor época del año.
Hace calor, los días son lindos, la gente se quiere, las flores florecen (valga la redundancia) y los enamorados se enamoran (que valga aún más). Es el Efecto Primavera. Algo así como el efecto mariposa pero con pajaritos y flores agregadas.
Claro que, así como la gente se pone tierna, también se pone pegajosa y asquerosa. Y para aquellos que no gustamos de esas excesivas demostraciones de afecto, la Primavera puede ser terrible. Mucho más terrible teniendo en cuenta que la probabilidad de conseguir novio o algo es mayor en esta época y que tenés miedo de repetir la racha del año pasado, que estuvo lejos de ser buena.
Perdido por perdido dicen, y le pongo todas mis fichitas a este nuevo mes.

Bienvenido Septiembre. Con P, sin P el staff de tanatural no te quiere.