20 abril 2009

En mi familia es muy conocida la anécdota de aquellas vacaciones a Punta del Este que nos pagamos con los billetes de dos pesos que habíamos juntado para participar de ese juego que hacía Julián Weich en Sorpresa y Media. Teníamos dos cajas llenas y estaban ordenados por serie y número. No ganamos, claro, pero fue un buen método de ahorro comunitario.
Hoy, mirando el nuevo programa de Julián (a secas, ya es como un amigo), nos pusimos más que contentos y en ese mismo momento, nos levantamos de la mesa a buscar los billetes que teníamos. Luego de ordenarlos, proponernos juntarlos durante todo el año y prometer fidelidad a la causa, advertimos la falta que van a hacer en los kioscos y las maneras de conseguirlos como vuelto. Agárrense porque este año ganamos.

14 abril 2009

Si bien nunca nadie se lo pidió, ni se lo pediría, mi hermana insiste con la idea de sorprendernos con su arte culinario. Así, luego de un intento fallido de lemon pie, que se asemejó a una sopa de limón con merengue arriba, quiso intentar con el guacamole. De esta manera, cinco paltas fueron tiradas a la basura, luego de haberlas dejado reposar envueltas en diario durante tres semanas, consejo de vaya a saber qué verdulero amigo suyo, por haberlas descubierto podridas.
Ahora dice que quiere hacer sushi...
Sé que no debo ser la única, pero realmente me indigna, cada vez que prendo la computadora, ver que tengo mails y al chequearlos, notar que son, salvo excepciones:
  • publicidades de viagra
  • fotos de niños perdidos en el Congo, que no creo nunca ser quien los encuentre
  • mails de Greenpeace que aunque útiles, muchas veces suelen avisarte que lograron su cometido, o que Cristina (como si fuera una vecina) tiene la culpa de cual o tal cosa, como si uno fuera a llamarlos para felicitarlos
  • diapositivas con mensajes feministas
  • invitaciones a Hi5 o a Sónico, grupos sociales a los cuales no tengo pensado adherirme
Así y todo, mi situación mejoró desde que dejé de recibir las notificaciones de Facebook a la casilla. Eso sí era molesto.

10 abril 2009

Mensún

En charla regresiva con mi hermana, no logramos identificar cuál es el mecanismo que utiliza el niño/a protagonista del mensún, aquella tan cantada y aplaudida canción de nuestra infancia, para subirse a la heladera y tirar una botella. Qué tan grave puede haber sido la caída del sillón como para haberse roto el pantalón? Tan grandes le quedaban los guantes que se le fueron al suelo?
Peor aún, a qué se refiere con melo que te viene, melo que te va, y por qué para ganar había que tocarle el ombligo al otro al compás del apa ña ña ña!

05 abril 2009

Verdades

Sobre la música y yo:
  • odio que me guste mucho un tema y lo saquen como corte del disco y después esté en todas las radios.
  • me sé casi todas las canciones de Miranda!.
  • siempre que recomiendo bandas a conocidos, terminan adjudicándose el descubrimiento ellos mismos.
  • fui a ver a Bandana al Gran Rex.
  • sé que Luis Miguel está muerto y el que todos vemos es un doble suyo.
  • en los recitales, suelo colgarme escuchando o mirando a la masa, al punto de no saber qué tema están tocando.
  • nunca nadie me dedicó una canción.
  • fui a ver a Sin Bandera.
  • invento la letra de la gran mayoría de las canciones que canto.
  • en los recitales, suelo irme sin que hayan tocado mi canción favorita.

No hay dos sin tres

Caminando con madre por un renocidísimo parque de la Ciudad de Buenos Aires (?), me detuve a observar a Minnie y a una Backyardigan bailando cumbia al pie del Trencito de la Alegría.
Yo sé que Xuxa y Piñón Fijo son parte del pasado, pero mínimo, un Patito Feo man.

04 abril 2009

Continuando con la temática de los transportes (?), ayer sábado, viajando en 169 con madre y hermana, tuvimos la maldita suerte de sentarnos en un asiento debajo del cual había una bolsa que despedía un desagradibilísimo olor.
En cuanto pudimos nos cambiamos de lugar, abrimos las ventanas y nos dedicamos a observar, desde atrás, las reacciones de la gente al sentarse cerca del maloliente recado.
De eso, nos reímos durante todo el viaje, cual reality show ambientado en un bondi.
Siempre supe de gente que perdía colectivos, trenes y subtes. Pero no, yo tengo el infortunio de perder un remis. Sí, un remis.
Estaba parada en la puerta cuando vi por la mirilla al auto en cuestión. La dueña de casa buscó las llaves, abrió y cuando salimos, el auto ya estaba en la esquina.

Lo más triste del caso es que me paré en la vereda y lo saludé.