20 octubre 2008

Sinceramente, toda esta cosa del cambio de horario me desespera. Todo bien con el ahorro de energía, pero me siento engañada.
Así, hoy salí a la calle a comprar cosas varias a eso de las ocho de la noche (o de la tarde, ya no sé), dejándome llevar por la luz que asomaba por mi ventana, para darme cuenta que los negocios ya habían cerrado. De todas las cosas que necesitaba comprar, sólo compré una y volví indignada, claro.
Tampoco soy de esos que no asumen que la hora está cambiada y hacen comentarios del tipo "Hoy me levanté a las cinco de la mañana de antes" para demostrar que no se levantaron a las seis, como solían hacerlo. O aquellos que, cuando alguien dice la hora preguntan "¿De antes o de ahora?". Es obvio que la hora que habría sido ayer en este preciso instante me importa poco y nada, date cuenta.
La cuestión es que mi vida sigue rigiéndose por mi reloj biológico, lo que hace que tenga hambre y madre diga que hasta que no se haga de noche no comemos.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fue triste, despues ver la hermosa aclaridad a la salida del colegio y de hacer quince veces el comentaario: que buen día para ranchar! , notar que todo era un engaño del gobierno. Si señor, triste.

Guapa Chula Guapa dijo...

jaja sandraaa.

Anónimo dijo...

jajaja
(comento solamente para que veas que entré)