10 agosto 2008

Lo que dejaron las vacaciones

Los domingos son todos iguales. Hasta el mejor domingo de tu vida (que nunca tuve uno, pero supongo que debe pasar) va a ser peor que cualquier otro día. Hasta peor que un lunes.
Los domingos son días de reflexión o de estudio. Como estoy en vacaciones (aunque al cierre de esta edición ya no lo estaba) fue día de reflexión. Ésta, siempre va acompañada por la salida familiar si está soleado o por la comedia tonta si es día de lluvia. Pero salió el Sol, por lo que salí con mis padres. Tener que caminar al lado de tus viejos por la soleada costanera del Tigre a pasito de enamorado y haciéndote lugar a los costados de quienes caminan agarrados de la mano mientras se miran acarameladamente a los ojos, no es el mejor plan. Pero claro, siempre podemos conformarnos con un es lo que hay.
Peor fue haber llegado a tu casa, y carente de planes, haber ido con el auto a estacionar a cuarenta y cinco grados en una calle cortada porque tu instructor te pidió que lo practicaras, después de haber derribado un cono y haberte subido al cordón de la vereda.
En fin, que hay cosas peores, las hay. El martes vuelvo a la rutina diaria, que si bien no es lo mejor, me hace olvidar la poca vida que tengo, o que creo tener.

1 comentario:

Anónimo dijo...

deja de quejarte... te amo, muy lindo tu chiche nuevo (?)